MANAGUA.- La Iglesia católica de Nicaragua
advirtió este domingo a sus fieles que el sacerdote nicaragüense Edwin
Román, admirado por socorrer a personas heridas durante ataques armados
de las fuerzas del Gobierno hacia manifestantes en 2018, es víctima de
un "principio maquiavélico", para dañar su imagen, y llamó a no caer "en
la trampa".
Según el clero, la Policía de Nicaragua
mintió en un comunicado emitido el 14 de febrero, en el que señala a
Román de conducir "en evidente estado de ebriedad", además de rehusar "a
realizarse la prueba de alcoholemia, ofendiendo verbalmente a los
compañeros policías que cumplían sus funciones".
El vicario de la catedral metropolitana de Managua,
Silvio Romero, dijo en la misa dominical que las afirmaciones oficiales
sobre Román son "un principio maquiavélico: miente, miente, miente,
miente, porque algo queda, si la gente tiene dudas, ya ganamos".
"No caigamos en la trampa", remarcó Romero.
El
mismo día 14 la Arquidiócesis de Managua denunció que Román, un sobrino
del héroe nacional de Nicaragua Augusto C. Sandino, fue retenido y
golpeado por agentes de la Policía Nacional.
Según la
denuncia de la Arquidiócesis, el sacerdote fue detenido por agentes
policiales la noche del 13 de febrero mientras se dirigía en un
automóvil hacia su parroquia, y en la escena hubo "una grave discusión
con agresión física".
En un audio difundido en redes
sociales tras el incidente, Román explicó que fue agredido por una
policía, cuando intentó grabar su detención.
"Me dio
un manotazo, queriéndome agarrar el teléfono, hubo un forcejeo", dijo el
sacerdote, en el audio, en un tono de voz similar al que se le escucha
al ofrecer sus misas.
En la misma grabación, el
párroco afirmó que, al momento de ser retenido, en las afueras de
Masaya, un oficial lo reconoció y le dijo "por fin te agarramos".
"Esta
situación pone en evidencia la falta de un ambiente de paz y se suma a
otros actos que no contribuyen a un cambio de concordia social. Ante
esta y otras expresiones de intolerancia, urge retomar el respeto a los
derechos de la persona humana en nuestra patria", indicó la
Arquidiócesis en su denuncia.
Nicaragua vive una
crisis que ha dejado entre 325 y 561 muertos, de 340 a 767 detenidos,
cientos de desaparecidos, miles de heridos y decenas de miles en el
exilio, desde abril, según organismos humanitarios.
Ortega reconoce 199 muertos y 340 detenidos a los que llama "terroristas", "golpistas" y "delincuentes comunes".
La
Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (Acnudh) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
han responsabilizado al Gobierno de "más de 300 muertos", así como de
ejecuciones extrajudiciales, torturas y otros abusos contra los
manifestantes y opositores.
El Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), coordinado por la
CIDH, ha advertido de que el Gobierno de Nicaragua cometió crímenes de
lesa humanidad contra la población local.
La OEA
mantiene en marcha el proceso de aplicación de la Carta Democrática
Interamericana (CDI) a Nicaragua por romper el orden constitucional.
Ortega,
quien lleva doce años en el poder de manera continua, no acepta
responsabilidad en la crisis ni tampoco los señalamientos generalizados
sobre graves abusos de las autoridades contra los manifestantes
antigubernamentales, y denuncia ser víctima de un intento de golpe de
Estado fallido.
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