Caloia, de 81 años, fue jefe de la entidad, oficialmente conocida como Instituto de Obras de Religión (IOR) entre 1999 y 2009. Se convirtió en el funcionario del Vaticano de más alto rango en ser condenado por un delito financiero.
También fueron condenados Gabriele Liuzzo, de 97, y su hijo Lamberto Liuzzo, de 55, ambos abogados italianos que eran consultores del banco.
Los tres fueron acusados de participar en un plan en el que malversaron fondos mientras administraban la venta de bienes raíces italianos propiedad del banco entre 2001 y 2008. Presuntamente desviaron decenas de millones de euros al declarar cifras mucho menores que los montos reales de la venta.
Gabriele Liuzzo recibió la misma sentencia que Caloia, mientras que a Lamberto Liuzzo se le condenó a una pena de cinco años y dos meses por haber procedido de forma impropia.
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