CIUDAD DEL VATICANO.- El Cardenal Prefecto, João Braz de Aviz, y el Secretario, Monseñor José Rodríguez Carballo, dirigen una carta a todos los consagrados y consagradas con motivo de la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor, que se celebrará el 2 de febrero. En la “Fratelli tutti” están las raíces de la profecía
Con vistas a la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor, que se celebrará el próximo 2 de febrero, el Prefecto y el Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica han enviado una carta a todos los consagrados y consagradas, firmada en la Ciudad del Vaticano el pasado 18 de enero.
Con el Papa Francisco
El próximo 2 de febrero celebraremos la XXV Jornada de la Vida Consagrada. En la Basílica de San Pedro, a las 17:30 horas, el Papa Francisco presidirá una Celebración Eucarística, despojada de los signos y rostros alegres que la iluminaban en años anteriores, pero siempre expresión de esa gratitud fecunda que caracteriza nuestras vidas.
Pasar del "yo" al "nosotros"
También escriben que no pueden pronunciar todos sus nombres, pero sobre todos y cada uno de ellos piden la bendición del Señor para que sean capaces de pasar del "yo" al "nosotros", conscientes "de encontrarnos en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos", tal como lo dijo el Papa Francisco durante el Momento extraordinario de oración del pasado 27 de marzo.
Reavivar la aspiración mundial a la fraternidad
Y piden que sean “los samaritanos de estos días, superando la tentación de retirarse y llorar sobre uno mismo, o de cerrar los ojos ante el dolor, el sufrimiento, la pobreza de tantos hombres y mujeres, de tantos pueblos”. Porque en la Encíclica Fratelli tutti el Papa Francisco nos invita a actuar juntos, a reavivar en todos "una aspiración mundial a la fraternidad", a soñar juntos para que "frente a las diversas formas actuales de eliminar o ignorar a los demás, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y amistad social...".
La Encíclica en el centro de su vida, formación y misión
A los consagrados y consagradas de los Institutos religiosos, monásticos y contemplativos, de los Institutos seculares y de los nuevos institutos, miembros del ordo virginum, ermitaños, miembros de las Sociedades de vida apostólica, les piden que pongan esta Encíclica en el centro de su vida, formación y misión.
Tras recordar el parágrafo en que el Papa escribe: "Soñemos como una sola humanidad, como caminantes hechos de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos alberga a todos, cada uno con la riqueza de su fe o sus convicciones, cada uno con su propia voz, ¡todos hermanos!, añaden:
Y concluyen con la invocación a María, nuestra Madre, Madre de la Iglesia, mujer fiel, y a San José, su esposo, para encomendar a todos y cada uno de los consagrados y consagradas con la esperanza de que “se fortalezca en ellos una fe viva y amorosa, una esperanza cierta y alegre, una caridad humilde y activa”.
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