CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco celebra el sábado
y domingo una visita a Marruecos, país de mayoría musulmana, para
hablar del diálogo con el islam y también de emigración, dos temas
claves de su pontificado.
"Cristianos y musulmanes, hermanos en el mundo que necesitan la paz", dijo el pontífice en un video mensaje divulgado la víspera de su 28º viaje internacional.
El pontífice quiere mantener lazos de amistad con el mundo musulmán y a la vez está empeñado en visitar a las comunidades católicas más pequeñas del mundo, que suelen ser olvidadas por la jerarquía de la Iglesia.
Cerca de 30.000 católicos residen en Marruecos, la mayoría extranjeros provenientes de África subsahariana, estudiantes o migrantes en ruta hacia Europa.
Muchos de ellos asistirán el domingo a una misa en un complejo deportivo algo que no se veía desde la visita de Juan Pablo II en 1985, ya que el 99% de la población es musulmana sunita.
Como ocurrió durante su viaje en enero a los Emiratos Árabes Unidos, el papa se reunirá con el rey de Marruecos Mohamed VI así como los principales líderes religiosos musulmanes y visitará el mausoleo de Mohamed V, todos gestos a favor de la tolerancia religiosa.
Ese mismo día tiene programado un encuentro con migrantes en la sede de la Caritas de Rabat en donde pronunciará un importante discurso.
Con ese viaje el líder espiritual de unos 1.300 millones de católicos desea dar esperanza de las minorías cristianas y a los musulmanes convertidos, que piden disfrutar plenamente de la libertad de religión consagrada en la constitución marroquí.
"Soñamos con un Marruecos libre que asuma su diversidad religiosa", pidió en una nota la Coordinadora de los Cristianos Marroquíes.
La organización espera que la visita se convierta en "una oportunidad histórica" para que Marruecos se comprometa a fondo en ello.
Según la Constitución marroquí, "el islam es la religión del Estado, el cual garantiza a todos el libre ejercicio de los cultos".
A diferencia de los Emiratos Árabes, el código penal marroquí no prevé la pena de muerte para los apóstatas del Islam y la regla en general "es la discreción", explicó un religioso de Rabat.
El tema es delicado. El ministro para los Derechos Humanos, el islamista Mustapha Ramid, aseguró recientemente que la libertad de conciencia representa "una amenaza" para la "cohesión" de Marruecos, con lo que abrió el debate.
La conversión voluntaria no es un delito, pero hacer proselitismo ("sacudir la fe de un musulmán y querer convertirlo a otra religión") puede costar hasta tres años de prisión.
"Lo que se condena es el proselitismo agresivo", explicó el embajador de Marruecos en París, Chakib Benmoussa.
Para él, "la visita del papa Francisco representa algo muy importante, porque se quiere luchar contra el fanatismo (...) la intolerancia, pero también (...) representa un momento para el diálogo positivo entre las religiones, los pueblos y las civilizaciones", dijo.
El papa Francisco confesó recientemente que le hubiera gustado ir a Marrakech en diciembre para la adopción por parte de más de 150 países del llamado Pacto Mundial de las Naciones Unidas sobre la Migración.
Al final envió un representante. El texto no es vinculante, pero su objetivo es fortalecer la cooperación internacional para la "migración segura", lo que desató diferencias entre países antes de su ratificación en Nueva York.
La iglesia católica local que desde hace años realiza un complejo trabajo social de acogida ha creado centros de recepción para migrantes, la mayoría africanos negros, en varias ciudades marroquíes.
Si bien las autoridades aseguran que su política de acogida al migrante es "humanista", los defensores de derechos humanos denuncian regularmente oleadas de detenciones y expulsiones de aquellos que tratan de huir por el Mediterráneo.
"Espero que la visita del papa aporte mucho", aseguró el arzobispo español Santiago Agrelo Martínez, a cargo de la diócesis de Tánger, quien cobija desde hace meses en la catedral a migrantes sin papeles.
Desde Marruecos Francisco ratificará seguramente los cuatro principios que defiende con el migrante: "acoger, proteger, promover e insertar" y evitará hablar de las normas que cada país aplica.
"Cristianos y musulmanes, hermanos en el mundo que necesitan la paz", dijo el pontífice en un video mensaje divulgado la víspera de su 28º viaje internacional.
El pontífice quiere mantener lazos de amistad con el mundo musulmán y a la vez está empeñado en visitar a las comunidades católicas más pequeñas del mundo, que suelen ser olvidadas por la jerarquía de la Iglesia.
Cerca de 30.000 católicos residen en Marruecos, la mayoría extranjeros provenientes de África subsahariana, estudiantes o migrantes en ruta hacia Europa.
Muchos de ellos asistirán el domingo a una misa en un complejo deportivo algo que no se veía desde la visita de Juan Pablo II en 1985, ya que el 99% de la población es musulmana sunita.
Como ocurrió durante su viaje en enero a los Emiratos Árabes Unidos, el papa se reunirá con el rey de Marruecos Mohamed VI así como los principales líderes religiosos musulmanes y visitará el mausoleo de Mohamed V, todos gestos a favor de la tolerancia religiosa.
Ese mismo día tiene programado un encuentro con migrantes en la sede de la Caritas de Rabat en donde pronunciará un importante discurso.
Con ese viaje el líder espiritual de unos 1.300 millones de católicos desea dar esperanza de las minorías cristianas y a los musulmanes convertidos, que piden disfrutar plenamente de la libertad de religión consagrada en la constitución marroquí.
"Soñamos con un Marruecos libre que asuma su diversidad religiosa", pidió en una nota la Coordinadora de los Cristianos Marroquíes.
La organización espera que la visita se convierta en "una oportunidad histórica" para que Marruecos se comprometa a fondo en ello.
Según la Constitución marroquí, "el islam es la religión del Estado, el cual garantiza a todos el libre ejercicio de los cultos".
A diferencia de los Emiratos Árabes, el código penal marroquí no prevé la pena de muerte para los apóstatas del Islam y la regla en general "es la discreción", explicó un religioso de Rabat.
El tema es delicado. El ministro para los Derechos Humanos, el islamista Mustapha Ramid, aseguró recientemente que la libertad de conciencia representa "una amenaza" para la "cohesión" de Marruecos, con lo que abrió el debate.
La conversión voluntaria no es un delito, pero hacer proselitismo ("sacudir la fe de un musulmán y querer convertirlo a otra religión") puede costar hasta tres años de prisión.
"Lo que se condena es el proselitismo agresivo", explicó el embajador de Marruecos en París, Chakib Benmoussa.
Para él, "la visita del papa Francisco representa algo muy importante, porque se quiere luchar contra el fanatismo (...) la intolerancia, pero también (...) representa un momento para el diálogo positivo entre las religiones, los pueblos y las civilizaciones", dijo.
El papa Francisco confesó recientemente que le hubiera gustado ir a Marrakech en diciembre para la adopción por parte de más de 150 países del llamado Pacto Mundial de las Naciones Unidas sobre la Migración.
Al final envió un representante. El texto no es vinculante, pero su objetivo es fortalecer la cooperación internacional para la "migración segura", lo que desató diferencias entre países antes de su ratificación en Nueva York.
La iglesia católica local que desde hace años realiza un complejo trabajo social de acogida ha creado centros de recepción para migrantes, la mayoría africanos negros, en varias ciudades marroquíes.
Si bien las autoridades aseguran que su política de acogida al migrante es "humanista", los defensores de derechos humanos denuncian regularmente oleadas de detenciones y expulsiones de aquellos que tratan de huir por el Mediterráneo.
"Espero que la visita del papa aporte mucho", aseguró el arzobispo español Santiago Agrelo Martínez, a cargo de la diócesis de Tánger, quien cobija desde hace meses en la catedral a migrantes sin papeles.
Desde Marruecos Francisco ratificará seguramente los cuatro principios que defiende con el migrante: "acoger, proteger, promover e insertar" y evitará hablar de las normas que cada país aplica.
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