domingo, 3 de marzo de 2019

El chisme destruye como una bomba atómica, dice el Papa



CIUDAD DEL VATICANO/ ROMA.- El Papa Francisco exhortó hoy a tomar el ejemplo de Jesús como guía a seguir, a ser conscientes de nuestras faltas, no solo de las ajenas y a discernir siempre el camino correcto a seguir para guiar a las personas, concretamente a aquellos que tienen un papel de liderazgo. 

"El discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje será como su maestro". Con esta expresión, el Papa Francisco a  invitado a seguir el ejemplo de Jesús y su enseñanza para ser guías seguros y sabios, a la hora de la oración mariana del Ángelus.
El pasaje del Evangelio de hoy presenta breves parábolas con las que Jesús quiere mostrar a sus discípulos el camino para vivir sabiamente, de hecho – dice el Papa – “con la pregunta: "¿Puede un ciego guiar a otro ciego?", quiere subrayar que el guía no puede ser ciego, sino que debe ver bien, es decir, debe poseer sabiduría; de lo contrario, corre el riesgo de perjudicar a las personas que se confían a él”.
Francisco además asegura que es de esta manera que Jesús “llama la atención de quienes tienen responsabilidades educativas o de liderazgo” exhortándolos a ser conscientes de su delicado papel y a discernir siempre el camino correcto a seguir, para guiar a las personas.
Otra frase significativa del pasaje de hoy es: "¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no ves la viga que llevas en el tuyo? la cual – dice el Papa – nos exhorta a no ser presuntuosos e hipócritas: “muchas veces, todos lo sabemos, es más fácil o más cómodo ver y condenar las faltas y pecados de los demás, sin poder ver los propios con la misma lucidez”, subrayando que siempre escondemos nuestros defectos, “incluso los escondemos a nosotros mismos”.
Ante esta actitud, el Papa señala que existe la tentación de ser indulgente con uno mismo, por eso – puntualiza – “mientras observamos y corregimos las faltas de nuestro prójimo, también debemos ser conscientes de que nosotros tenemos faltas”, de hecho, continúa, “si creo que no las tengo, no puedo condenar o corregir a los demás. Todos tenemos defectos: todos. Y debemos ser conscientes, y antes de condenar a otros debemos mirar dentro de nosotros mismos”.
Por último, el Papa Francisco ha citado cuando Jesús dice: "No hay árbol bueno que produzca malos frutos, ni árbol malo que produzca buenos frutos", para explicar que el que es bueno “saca de su corazón y de su boca lo bueno”, y el que es malo “saca lo malo, haciendo el ejercicio más dañino: murmurar”
El chismorreo, hablar mal de los demás – dice el Papa – “destruye”: “destruye la familia, destruye la escuela, destruye el lugar de trabajo, destruye el vecindario...”. De hecho – afirma – “por la lengua comienzan las guerras”.
Antes de concluir, Francisco a pedido a los fieles presentes “pensar” en esta enseñanza de Jesús y” tratar de corregir “-  al menos un poco – ha puntualizado – porque “nos hará bien a todos”.

Lo repitió por la tarde
En su visita de hoy por la tarde a la parroquia romana de San Crispino de Viterbo, el Papa Francisco advirtió de nuevo que el chisme tiene el poder destructivo de una bomba atómica.
“Las guerras comienzan con el lenguaje. Es como una bomba atómica. Antes de decirle a los demás, tómate un espejo y mírate”, aconsejó el Santo Padre.
El Papa llegó a la parroquia romana alrededor de las 4:00 p.m. (hora local)
El Papa Francisco se reunió primero con niños del catecismo y de post confirmación, para luego encontrarse con personas pobres y enfermas.
El Santo Padre confesó además a 5 feligreses.
El 28 de marzo de este año se cumplirán 36 años de la visita de San Juan Pablo II a esta parroquia romana.
En la Misa que celebró en la parroquia de San Crispino de Viterbo, el Papa Francisco señaló que “quiero detenerme en una parábola que Jesús nos ofrece hoy: ¿por qué miras la pajilla que está en el ojo de tu hermano y no la viga que está en tu propio ojo?”.
“Esto es lo que el Señor quiere enseñarnos: no vayas a criticar a los demás, no miremos las faltas de otras personas, miremos las nuestras”, alentó.
“Todos tenemos defectos”, añadió, y lamentó que “estamos acostumbrados un poco por la gravedad del egoísmo a mirar solo las faltas de los demás. Inmediatamente encontramos las faltas de los demás y hablamos de ello. Hablar de los demás parece dulce, nos gusta. Es una cosa mala”.
“Somos especialistas para encontrar la culpa de los demás”, señaló, y advirtió que “si sigues este camino serás hipócritas”.
“El chisme va más allá, siembra discordia y enemistad, siembra mal”.
El Papa finalizó su homilía aconsejando a los fieles que “sería muy agradable pensar en esto en Cuaresma: ¿cómo me comporto con la gente? ¿Cómo está mi corazón frente a la gente? ¿Soy un hipócrita?”.
“Hay dos medicamentos”, dijo. “El primer remedio es rezar y luego morderse la lengua”.

'Confíen sus hijos a Jesús y a la Virgen María'

Al reunirse con familias, durante su visita a la parroquia romana de San Crispino de Viterbo este 3 de marzo, el Papa Francisco alentó a los padres a confiar sus hijos a Jesús y a la Virgen María.
“Oren por sus hijos: confíenlos al Señor, a Nuestra Señora, para que puedan protegerlos”, alentó.
El Papa destacó que “el bautismo de un niño es un primer paso para toda la vida cristiana. Comienza a desarrollarse: Dios entra en los corazones de los niños, es como un sello que nunca desaparecerá, es el Señor, su presencia”.
El Santo Padre señaló que acompañar a los hijos en su crecimiento “no es fácil”, pues “hay tantos problemas infantiles: hoy está enfermo, mañana es caprichoso, pasado mañana esto y lo otro”.
“Pero acompañan a los niños en el crecimiento: en el crecimiento físico, que es saludable; en el crecimiento humano, psicológico; y en crecimiento espiritual”.
El Papa aseguró que “cuando el niño, la niña, tiene a su padre y su madre a su lado, se siente seguro. Al lado, pero a un poco de distancia, que se sientan libres, pero saben que si hay algo los tienen a su alcance”.
“Déjenlos que crezcan, que se sientan personas, pero con la certeza de estar protegidos”, expresó.
“Gracias por su trabajo de padres”, finalizó el Papa.

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