BARCELONA.- Los obispos de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, y de Lérida,
Salvador Giménez, comparecerán este jueves ante un tribunal de justicia para tratar de resolver un pleito que se inició hace casi 25 años, con el decreto vaticano de ajustes de los límites diocesanos a los políticos y administrativos.
Dos diócesis de dos comunidades autónomas españolas (regiones) y 111 piezas del patrimonio histórico-artístico de las parroquias
adscritas al obispado altoaragonés son las cifras clave de la vista que
comenzará este jueves en Barbastro (Huesca) para resolver una cuestión
ya resuelta por los tribunales vaticanos, la propiedad de dichos bienes.
La demanda civil interpuesta por el Obispado de Barbastro fue
dirigida inicialmente contra el consorcio del museo leridano, donde
permanecen las piezas reclamadas desde Aragón, aunque finalmente ha implicado a la diócesis catalana al plantear su titular de forma sorpresiva que 83 de las piezas eran de su propiedad.
Una afirmación que contradice las tres resoluciones dictadas por los tribunales vaticanos entre 1995 y 2008 para instar la devolución de los bienes a las parroquias aragonesas como sus legítimas propietarias, pero también el reconocimiento de anteriores obispos de Lérida de la propiedad aragonesa de los bienes.
A la demanda central del Obispado de Barbastro para exigir la
devolución de los bienes se suma la planteada por la Diócesis de Lérida
para reclamar la propiedad de 83 de las piezas, las más valiosas, y la
interpuesta por el consorcio para exigir los gastos de conservación de
los bienes en el caso de ser devueltos.
La Diócesis de Barbastro-Monzón cuenta la presencia, como parte
coadyuvante del Gobierno aragonés, mientras que la de Lérida y del
consorcio esperan una decisión de última hora del juez para integrar en
el procedimiento a la Generalitat.
Se trata de un litigio que plantea un enfrentamiento “insólito” entre dos diócesis
por la propiedad de unos bienes que contó con el beneplácito de la
Santa Sede para que, reconocida inicialmente la propiedad aragonesa, se
actuara contra el museo para conseguir la devolución de las piezas.
En reiteradas ocasiones, la Diócesis de Lérida alegó no poder retirar
las piezas del museo donde permanecen depositadas, al estar bajo la
jurisdicción de la ley de patrimonio del Gobierno catalán.
Una protección que el Vaticano recomendó eludir en 2009 a uno de los
antecesores en el Obispado de Lérida, Joan Piris, mediante una querella
contra los responsables de gestión del museo.
Ahora, el titular del Juzgado de Primera Instancia nº1 de Barbastro
deberá resolver una cuestión en torno a unos bienes tasados por el
conservador del museo de Lérida en más de 8 millones de euros, que
previsiblemente llegará al Tribunal Supremo.
Sobre el proceso pesa la sombra de lo ocurrido con las piezas del
Monasterio de Sijena, cuyo traslado ordenaron los tribunales oscenses
con el auxilio de la Guardia Civil ante la negativa de las autoridades
catalanas a facilitar la devolución.
Esta actuación motivó una querella criminal contra los exconsejeros
catalanes de Cultura Santi Vila y Lluis Puig por presuntos delitos de
desobediencia a la autoridad judicial y prevaricación, todavía por
resolver.
Fuentes jurídicas han asegurado que no descartan que las
piezas de las parroquias, en el caso de ser ratificada la propiedad
aragonesa, deban de ser objeto a una operación similar a la llevada a
cabo con los bienes de Sijena.
Los distintos peritos y expertos convocados por ambas partes
plantearán sus respectivos argumentos en defensa de sus posiciones, con
el nombre del obispo leridano Josep Messeguer como pieza fundamental en
la defensa de la postura catalana.
Josep Messeguer, según la representación catalana, se hizo con las
piezas de las parroquias mediante supuestas donaciones y compras a sus
titulares, una posibilidad que la parte aragonesa cuestiona dado que el
Vaticano no permite este tipo de operaciones en el seno de la iglesia.
Un puesta en cuestión, han añadido las citadas fuentes, que ya
respaldaron los tribunales vaticanos en sus decretos al no dar validez
ni credibilidad a los documentos aportados por la Diócesis Catalana en
relación a las supuestas operaciones.
Estas fuentes han añadido que tras el conflicto surgido entre Aragón y Cataluña por los bienes de las parroquias, el Vaticano decidió dar marcha atrás a otras delimitaciones de ajustes eclesiásticos para evitar nuevos conflictos.
Tres años después de aprobarse el decreto de segregación de las
iglesias catalanas, la Nunciatura papal en España descartó desgajar de
la Diócesis de Tortosa (Tarragona) varias parroquias situadas en la
Comunidad Valenciana, según dichas fuentes, ante las tensiones surgidas
entre fuerzas nacionalistas de ambos territorios.
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