MANAGUA.- La vicepresidente nicaragüense, Rosario Murillo,
agradeció el miércoles al papa Francisco por su mensaje sobre la
reconciliación en el país centroamericano, inmerso en una crisis
sociopolítica que ha dejado cientos de muertos y detenidos desde abril
pasado.
“Cuánto agradecemos
esas hermosas palabras y cuánto compromiso hay en nuestra Nicaragua de
cumplir esas palabras”, afirmó Murillo, esposa del presidente Daniel
Ortega, a través de medios oficiales.
El papa Francisco
deseó que Venezuela pueda encontrar la “concordia” y que llegue la
“reconciliación” a Nicaragua, anhelos que expresó en su tradicional
mensaje de Navidad pronunciado desde la Logia central de la basílica de
San Pedro.
Francisco rogó para
que “delante del Niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se
redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las
discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y
por construir juntos el futuro del país”.
Murillo retomó esas palabras del Papa para “favorecer
la concordia, la reconciliación y construir juntos el futuro de
Nicaragua en una cultura precisamente de encuentro, de reconciliación,
de paz y buena voluntad, que genere prácticas de encuentro, de respeto,
de hermandad, en toda nuestra Nicaragua”.
“Agradecemos
profundamente ese hermoso mensaje que nos comprometemos todos y cada uno
a hacer realidad en nuestro país”, continuó.
Asimismo, la
vicepresidente aseguró que han pedido a Dios “la victoria del amor, de
la reconciliación y de la paz”, en medio de la crisis.
Consideró que Dios está bendiciendo a los nicaragüenses “con la seguridad, con la paz, y con la buena voluntad”.
Destacó que en
Navidad miles de nicaragüenses se desplazaron por playas, ríos, centros
recreativos, y de municipio a municipio para visitar a sus familias,
“celebrando, dando gracias a Dios por la seguridad, por la paz, por la
buena voluntad, por el cariño que vive y reina en nuestra Nicaragua”.
Nicaragua vive una
crisis social y política que ha generado protestas contra el Gobierno de
Ortega y un saldo de entre 325 y 545 muertos, según organismos de
derechos humanos locales y extranjeros, mientras que el Ejecutivo cifra
en 199 los fallecidos.
La Oficina del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) y la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han responsabilizado
al Gobierno de “más de 300 muertos”, así como de ejecuciones
extrajudiciales, torturas, obstrucción a la atención médica, detenciones
arbitrarias, secuestros y violencia sexual, entre otras violaciones a
los derechos humanos.
Ortega ha negado las acusaciones y ha asegurado que se trata de un intento de “golpe de Estado”.
Las manifestaciones
contra Ortega y Murillo comenzaron el 18 de abril pasado por unas
fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una
exigencia de renuncia del mandatario.
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