CIUDAD DEL VATICANO.- El
dicasterio del Vaticano para el Servicio de Desarrollo Humano Integral
recordó en un comunicado el duro trabajo de los marineros y pescadores, y
denunció los numerosos casos de tripulaciones mal pagadas, explotadas y
maltratadas.
El
mensaje, con ocasión del "Domingo del Mar", comienza con un
agradecimiento a "esta fuerza laboral compuesta por más de 1,5 millones
de marinos (que en su gran mayoría proceden de países en vías de
desarrollo)".
"Siguen
siendo numerosos los casos de tripulaciones que han sido engañadas en
cuanto a su salario, que son explotadas y maltratadas en su puesto de
trabajo, criminalizadas injustamente por accidentes marítimos y
abandonadas en puertos extranjeros", denuncia el documento.
En
relación a los pescadores se lamenta que a veces "transcurren mucho
tiempo en el mar, a menudo a bordo de pesqueros que no están en
condiciones de navegar, por lo que su profesión es considerada una de
las más peligrosas del mundo y sin embargo no gozan de los mismos
derechos que los marinos", es decir, que tienen sueldos y beneficios
netamente inferiores.
El
texto comienza agradeciendo a este sector "su duro trabajo y los
sacrificios que hacen, con lo que nuestra vida es más cómoda puesto que
transportan, de un país a otro y por los siete mares, casi el 90 % de
las mercancías".
Este
nuevo dicasterio, o ministerio de la Santa Sede, creado por el papa
Francisco destaca que "son muchas las dificultades y los retos a los que
se tienen que enfrentar estas personas y que afectan su vida y su
dignidad".
Entre
ellos cita "los largos meses que viven alejados de la familia" y que
"siguen siendo un enorme sacrificio que a menudo se repercute
negativamente en la vida familiar".
"Las
madres que se quedan solas tienen que ejercer funciones múltiples con
niños que crecen con un padre siempre ausente", explican a la vez que
piden apoyo pastoral con "grupos de apoyo para esposas de marinos al fin
de proporcionar cuidado recíproco y asistencia".
Otro
de los problemas a los que se refiere el documento es la imposibilidad
de muchos marineros de bajar a tierra debido a los límites de seguridad
impuestos en algunos puertos "ante la amenaza creciente que representa
el terrorismo en todo el mundo".
"Si
bien comprendemos la necesidad de transformar los puertos en un lugar
seguro para las personas y las mercancías, debemos también asegurarnos
de que nadie sea víctima de discriminación o se le impida bajar a tierra
por razones de nacionalidad, de raza o de religión", es el llamamiento
del Vaticano.
Al
respecto recordaron que los pescadores y en la pesca serán el tema
central del XXIV Congreso Mundial que se celebrará en Kaohsiung, en
Taiwán, el próximo mes de octubre, y en el que el Vaticano estará
presente.
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