BARCELONA.- El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella,
pide a políticos y empresarios que faciliten la conciliación laboral y
familiar para evitar que haya niños que estén solos en casa mientras sus
padres trabajan e invita a todas las parroquias y colegios religiosos
que este verano acojan y acompañen a los menores que se encuentren en
esta situación.
El cardenal recuerda en su carta dominical, publicada este
domingo bajo el título "Cuidar de nuestros hijos", el reciente estudio
de la ONG Educo, que advirtió que 600.000 niños de entre 6 y 13 años se quedarán solos en casa este verano porque sus padres trabajan.
"Siempre
he manifestado la voluntad de trabajar juntos en la
consecución del bien común. Siempre que puedo animo a todas las personas
con alguna responsabilidad o influencia social y política que tengan
muy presentes a las familias", explica el cardenal, que desea que "todos
los niños y niñas, independientemente de su contexto social, puedan
crecer como personas y tengan oportunidades de futuro".
"Para
ello, -añade- es necesario que todas las
instancias civiles, políticas y religiosas trabajemos a su servicio,
colaborando con los padres, las madres y los familiares para ayudarles a
evitar la soledad de los pequeños cuando salen de la escuela o durante
los meses de verano".
Para el prelado, "el reto a alcanzar es la conciliación de la vida laboral y familiar".
"El diálogo con muchos matrimonios, familias, personal docente de escuelas y educadores de centros de educación en el tiempo libre me hace ser consciente del gran reto que tenemos todas las instituciones a la hora de promover esta conciliación", según Omella.
El arzobispo de Barcelona lamenta que "en nuestro país, a pesar de varias tentativas, esto parece imposible de alcanzar. Ahora bien, si miramos a nuestro alrededor, si analizamos la situación de otros países de Europa, nos damos cuenta de que no es imposible".
"Basta con una gran concienciación sobre el tema y un esfuerzo de las empresas, de sus directivos y de las instituciones políticas y civiles para lograr esta ansiada conciliación que permita a los niños y jóvenes disfrutar de la necesaria presencia de su padre y su madre al salir de la escuela o en los períodos de vacaciones", propone el purpurado.
"Mientras trabajamos para conseguir esta deseada conciliación de la vida laboral y familiar de los padres y las madres, es necesario que la Iglesia ayude allí donde no puede llegar la administración pública" y por ello invita "a parroquias, institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica, escuelas e instituciones cristianas a ser creativos y tomar la iniciativa".
"Os animo a ofrecer vuestro tiempo y espacios parroquiales, escolares y propios para acoger a los niños y las niñas que sufren las consecuencias provocadas por la falta de conciliación cuando salen de la escuela o de los casales de verano", recomienda Omella.
Tras felicitar a algunas parroquias que ya hacen esta labor, como la de San Felip Neri o la de Sant Joan Bosco, Omella alienta a que todas sigan esta iniciativa "para ayudar a paliar estas nuevas pobrezas que, a veces, emergen cuando la economía no está al servicio de la persona".
"Cuidar la familia es asegurar el futuro de un pueblo", concluye Omella, que recuerda que la calidad de una sociedad "se mide en función del trato que reciben niños y ancianos".
Para el prelado, "el reto a alcanzar es la conciliación de la vida laboral y familiar".
"El diálogo con muchos matrimonios, familias, personal docente de escuelas y educadores de centros de educación en el tiempo libre me hace ser consciente del gran reto que tenemos todas las instituciones a la hora de promover esta conciliación", según Omella.
El arzobispo de Barcelona lamenta que "en nuestro país, a pesar de varias tentativas, esto parece imposible de alcanzar. Ahora bien, si miramos a nuestro alrededor, si analizamos la situación de otros países de Europa, nos damos cuenta de que no es imposible".
"Basta con una gran concienciación sobre el tema y un esfuerzo de las empresas, de sus directivos y de las instituciones políticas y civiles para lograr esta ansiada conciliación que permita a los niños y jóvenes disfrutar de la necesaria presencia de su padre y su madre al salir de la escuela o en los períodos de vacaciones", propone el purpurado.
"Mientras trabajamos para conseguir esta deseada conciliación de la vida laboral y familiar de los padres y las madres, es necesario que la Iglesia ayude allí donde no puede llegar la administración pública" y por ello invita "a parroquias, institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica, escuelas e instituciones cristianas a ser creativos y tomar la iniciativa".
"Os animo a ofrecer vuestro tiempo y espacios parroquiales, escolares y propios para acoger a los niños y las niñas que sufren las consecuencias provocadas por la falta de conciliación cuando salen de la escuela o de los casales de verano", recomienda Omella.
Tras felicitar a algunas parroquias que ya hacen esta labor, como la de San Felip Neri o la de Sant Joan Bosco, Omella alienta a que todas sigan esta iniciativa "para ayudar a paliar estas nuevas pobrezas que, a veces, emergen cuando la economía no está al servicio de la persona".
"Cuidar la familia es asegurar el futuro de un pueblo", concluye Omella, que recuerda que la calidad de una sociedad "se mide en función del trato que reciben niños y ancianos".
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