RÍO DE JANEIRO.- El Papa Francisco ha asegurado que "la juventud es un ventanal por el que entra el futuro del mundo", durante el primer discurso de su viaje a Rio de Janeiro con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Por ello, según ha indicado, la juventud impone grandes retos".
"Nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en
cada joven cuando sepa ofrecerle espacio", ha precisado.
Asimismo, ha instado a "tutelar las condiciones materiales y
espirituales para su pleno desarrollo; darle una base sólida sobre la
que pueda construir su vida; garantizarle seguridad y educación para que
llegue a ser lo que puede ser; transmitirle valores duraderos por los
que valga la pena vivir; asegurarle un horizonte trascendente para su
sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien; dejarle en
herencia un mundo que corresponda a la medida de la vida humana;
despertar en él las mejores potencialidades para ser protagonista de su
propio porvenir, y corresponsable del destino de todos".
El Papa Francisco ha advertido de que no tiene "ni oro ni plata"
pero que llega a Brasil con "lo más valioso" que se le ha dado:
"Jesucristo".
"Vengo en su nombre para alimentar la llama de amor
fraterno que arde en todo corazón; y deseo que llegue a todos y a cada
uno mi saludo: "La paz de Cristo esté con ustedes", ha subrayado.
En este sentido, ha indicado que ha aprendido que para tener
acceso al pueblo brasileño, hay que entrar "por el portal de su inmenso
corazón".
"Permítanme, pues, que llame suavemente a esa puerta. Pido
permiso para entrar y pasar esta semana con ustedes", ha espetado.
Con su visita, según ha indicado, desea "continuar con la misión
pastoral propia del Obispo de Roma de confirmar a sus hermanos en la fe
en Cristo, alentarlos a dar testimonio de las razones de la esperanza
que brota de él, y animarles a ofrecer a todos las riquezas inagotables
de su amor".
No obstante, ha precisado que el principal motivo de su presencia
en Brasil va "más allá de sus fronteras" pues se encontrará con jóvenes
de todas las partes del mundo "atraídos por los brazos abiertos de
Cristo Redentor" que "quieren encontrar un refugio en su abrazo, justo
cerca de su corazón, volver a escuchar su llamada clara y potente:
'Vayan y hagan discípulos a todas las naciones'".
Estos jóvenes, según ha puntualizado interrumpido en varias
ocasiones por los aplausos de los presentes, provienen de diversos
continentes, hablan idiomas diferentes, pertenecen a distintas culturas
"y, sin embargo, encuentran en Cristo las respuestas a sus más altas y
comunes aspiraciones, y pueden saciar el hambre de una verdad clara y de
un genuino amor que los una por encima de cualquier diferencia".
Precisamente, ha indicado que Cristo les ofrece "espacio" y que
"no puede haber energía más poderosa que esa que brota del corazón de
los jóvenes cuando son seducidos por la experiencia de la amistad con
él" pues, según ha subrayado, "Cristo tiene confianza en los jóvenes y
les confía el futuro de su propia misión: 'Vayan y hagan discípulos;
vayan más allá de las fronteras de lo humanamente posible, y creen un
mundo de hermanos y hermanas". Pero también, según ha añadido, "los
jóvenes tienen confianza en Cristo: no tienen miedo de arriesgar con él
la única vida que tienen, porque saben que no serán defraudados".
Concretamente, se ha referido a una "hermosa" expresión brasileña
'Los hijos son la pupila de nuestros ojos' que aplica a los jóvenes la
imagen de "la pupila de los ojos, la abertura por la que entra la luz
regalando el milagro de la vista".
"¿Qué sería de nosotros si no
cuidáramos nuestros ojos? ¿Cómo podríamos avanzar?", se ha preguntado el
Papa para añadir que su esperanza es que, en esta semana, cada uno se
deje interpelar por esta pregunta "provocadora".
Finalmente, ha rogado a todos la atención y empatía necesaria para
establecer "un diálogo entre amigos" y ha asegurado que en este
momento, los brazos del Papa "se alargan para abrazar a toda la nación
brasileña, en el complejo de su riqueza humana, cultural y religiosa" de
forma que "desde la Amazonia hasta la pampa, desde las regiones áridas
al Pantanal, desde los pequeños pueblos hasta las metrópolis, nadie se
sienta excluido del afecto del Papa".
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