jueves, 11 de julio de 2013

El Papa supervisa la primera reunión de la comisión que investiga Banco Vaticano

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco dejó claro el jueves que supervisará personalmente la reforma del cuestionado Banco Vaticano, el IOR, al asistir a la primer reunión de una comisión investigadora que creó el mes pasado para investigar una serie de turbias operaciones financieras en la entidad.

"Francisco quería estar presente para alentar el trabajo de la comisión", dijo el periódico vaticano Osservatore Romano, que agregó que la reunión se llevó a cabo un día antes.
El presidente del banco, el alemán Ernst von Freyberg, también concurrió a la reunión, al igual que monseñor Battista Ricca, que fue asignado el mes pasado como intermediario entre el banco y el Vaticano, dijo el medio.
Los problemas del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), el nombre formal del banco, se han multiplicado incluso después de que el Papa creara la comisión el 26 de junio.
Dos días después de la formación del organismo investigador, un destacado clérigo católico ligado al banco fue arrestado por haber ayudado a unos amigos ricos a lavar 20 millones de euros (26 millones de dólares) en efectivo desde Suiza a Italia.
Unos pocos días después, dos de los principales gerentes del IOR renunciaron en medio de una investigación sobre lavado de dinero.
Aunque algunos escándalos han surgido recientemente, el banco era conocido hace décadas por sus turbias operaciones. La entidad se vio involucrada hace 31 años en la quiebra del Banco Ambrosiano, el prestamista privado más grande de Italia en ese momento.
El entonces presidente del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, fue encontrado colgando del Puente Blackfriars, en Londres, en junio de 1982, y aunque investigadores británicos calificaron inicialmente el hecho como un suicidio, una corte italiana determinó que había sido asesinado.
Sin embargo, nadie fue sentenciado por el crimen.
La comisión de cinco miembros, que responde directamente al pontífice, incluye cuatro prelados y una profesora de derecho en Harvard.
El organismo tiene poderes para obtener toda la documentación y los datos que pida, evitando las usuales normas del Vaticano que obligan a los funcionarios a respetar la confidencialidad de su cargo.

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