CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco
ha lamentado este sábado que muchos esfuerzos para evitar la
contaminación de los mares «se diluyen ante la falta de normas y
controles eficaces, especialmente sobre la protección de áreas marinas
más allá de las fronteras nacionales». Ante una situación que se
agrava, ha dicho rotundamente: «No podemos permitir que los mares y los
océanos se llenen de extensiones inertes de plástico flotante», según recoge hoy Abc de Madrid.
En la
Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación -iniciada por
la Iglesia Ortodoxa y a la que se unió la Iglesia católica en 2015-, el
Papa se ha hecho eco de la alerta lanzada el pasado 8 de junio, Día Mundial de los Océanos, por Naciones Unidas.
Según su secretario general, Antonio Guterres, «si se mantiene la tendencia actual, en 2050 nuestros océanos tendrán mas plástico que peces».
Los millones de toneladas que hay ya están formando grandes «islas de
basura» en varios océanos. Por otra parte, los microplásticos son
especialmente dañinos para los peces, los mamíferos acuáticos y los
humanos.
El
Santo Padre pide específicamente oraciones «por quienes ayudan en la
reflexión sobre los problemas en los que se encuentran los ecosistemas
marítimos» y «por quienes contribuyen a la elaboración y aplicación de normativas internacionales sobre
los mares», para que «garanticen un desarrollo integral en la
perspectiva del bien común de toda la familia humana y no de intereses
particulares».
Según Francisco, «ante esta emergencia estamos llamados a comprometernos con mentalidad activa, rezando como si todo dependiese de la Providencia divina y trabajando como si todo dependiese de nosotros».
El Papa dedica una parte de su mensaje a «la cuestión del agua»,
recordando que «el acceso al agua potable y segura es un derecho humano
básico, fundamental y universal». En su opinión, «este mundo tiene una
grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable».
Dando gracias a Dios, como hacía San Francisco, por la «hermana agua», el Papa afirma que «cuidar las fuentes y las cuencas hidrográficas es un imperativo urgente.
Hoy más que nunca es necesaria una mirada que vaya más allá de lo
inmediato, superando un criterio utilitarista de eficiencia y
productividad para el beneficio individual».
En el plano estrictamente religioso, Francisco recuerda unas palabras de Jesús en el Juicio Final: «Tuve sed y me disteis de beber».
Es un llamamiento para que cada persona ayude a quien tiene cerca, pero
también a la responsabilidad colectiva pues, «dar de beber, en la aldea
global, no solo supone realizar gestos personales de caridad, sino
opciones concretas y un compromiso constante para garantizar a todos el
bien primario del agua».
A mediodía, en una audiencia a los
empresarios participantes en un encuentro con motivo de la Jornada
Mundial de Oración por el cuidado de la creación, Francisco les ha
reiterado que «cada uno de nosotros tiene una responsabilidad respecto a los demás y respecto al futuro de nuestro planeta».
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