VILNA.- El papa Francisco llegó este sábado a Lituania, un país que recordó que
"ha sufrido las ideologías totalitarias" y desde donde advirtió que
ahora en el mundo "crecen voces que están instrumentalizando muchas
veces la inseguridad o los conflictos".
En su primer acto de su periplo por los países Bálticos, que
concluirá el 25 de septiembre, Francisco se reunió con la presidenta
lituana y después pronunció un discurso a las autoridades del país.
El ejemplo de historia de Lituania y de su acogida de personas de
otros países, culturas y religiones, llevó a Francisco a denunciar
también las voces “que pregonan que la única manera posible de
garantizar la seguridad y la subsistencia de una cultura nace buscando
eliminar, cancelar o expulsar a las otras”.
Francisco había lanzado esta advertencia tras recordar la historia de
Lituania, que vivió 50 años de invasión soviética y también la
ocupación nazi.
Sobre todo, porque Lituania, señaló, fue un país que sufrió “los
intentos de imponer un modelo único, que anulase lo diverso con la
pretensión de creer que los privilegios de algunos pocos estén por
encima de la dignidad de los otros o del bien común”.
E indicó que el ejemplo de diálogo y de inclusión que ha habido en el
país puede “convertirse en puente de unión entre el oriente y el
occidente europeo” y en “fruto de una historia madura, que como pueblo
ofrecéis a la comunidad internacional y en particular a la Unión
Europea”.
El resto de la jornada, Francisco lo dedicó a actos con los católicos
del país, que representan cerca del 80 % de la población, mientras que
en la vecina Letonia no llegan al 20 % y en Estonia son solo unos 5.000.
La etapa obligada, al igual que lo fue para Juan Pablo II hace 25
años, fue rezar el tercer misterio del rosario en el Santuario Mater
Misericordiae de Vilna.
Un santuario de gran veneración en el país y que se encuentra en una
de la puertas de la muralla que accedían a la ciudad, donde se colocó
una imagen de la Virgen de la Misericordia, una de las llamadas vírgenes
negras, y que resistió a los varios conflictos.
Al comentar que ahora, gracias a las buenas vías de comunicación, a
esta santuario pueden llegar lituanos, polacos, bielorrusos y rusos;
católicos y ortodoxos, instó a que “a esta facilidad para movernos de un
lugar a otro” se le sumara también “la facilidad para establecer puntos
de encuentro y solidaridad entre todos”.
“Para salir de nosotros mismos y darnos a los demás, acogiendo a su
vez la presencia y la diversidad de los otros como un regalo y una
riqueza en nuestras vidas”, pidió.
En una jornada marcada por el histórico acuerdo entre el Vaticano y
China para nombrar conjuntamente los obispos, principal motivo de
conflicto entre ambas partes y primer paso para restablecer relaciones
diplomáticas que no existen entre 1951, Francisco continuó su jornada en
Lituania con el encuentro con los jóvenes.
Congregó a miles de ellos en la plaza de la Catedral dedicada a San
Estalinslao y Ladislao, y tras cantos y bailes y oír las historias de
dos ellos que han sufrido grandes dificultades, pidió a los jóvenes que
no se dejen abatir.
“Tantas veces este templo fue devorado por las llamas, se derrumbó y,
sin embargo, siempre hubo quienes decidieron volver a levantarlo, no se
dejaron vencer por las dificultades, no bajaron los brazos”, les puso
como ejemplo.
Pero al mismo tiempo recordó la historia del país, ocupado durante
más de 50 años por el régimen soviético y que también sufrió la invasión
nazi.
“También la libertad de vuestra patria está construida sobre aquellos
que no se dejaron intimidar por el terror y la desventura”, les dijo.
Con este acto y una visita privada a la catedral concluyó su primera
jornada en Lituania, donde este domingo tiene previsto viajar a la otra
gran ciudad del país, Kaunas, para celebrar una misa multitudinaria.
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