CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco reformó los engorrosos
procedimientos de la Iglesia Católica para anular matrimonios, una
decisión esperada por muchas parejas en todo el mundo que se divorciaron
y volvieron a casar.
El Vaticano dijo el lunes que el Papa había escrito un
documento llamado Motu Proprio, "por propia iniciativa" en latín, que
cambia la manera en que los católicos pueden conseguir anulaciones.
Los detalles del documento, que se espera simplifique el procedimiento, serán presentados el martes en una conferencia de prensa en el Vaticano.
Una anulación, llamada formalmente "decreto de nulidad", es un dictamen de que un matrimonio no es válido según la ley eclesiástica debido a la ausencia de ciertos prerrequisitos, como propia voluntad, madurez psicológica y apertura a tener niños.
La Iglesia, con 1.200 millones de fieles, no reconoce el divorcio. Considera a los católicos que se divorcian y se vuelven a casar en ceremonias civiles como aún casados con su primera pareja y viviendo en pecado. Esto les impide recibir sacramentos como la comunión.
Muchas parejas y sacerdotes se han quejado de que los actuales procedimientos son anticuados y demasiado complicados y hasta desaniman a aquellos con fundamentos legítimos para una anulación de siquiera solicitarla.
La situación de católicos divorciados y vueltos a casar que quieren participar en la Iglesia es un tema de mucho debate, en particular en países como Estados Unidos y Alemania, y se discutirá en un sínodo de obispos el próximo mes en el Vaticano.
Los detalles del documento, que se espera simplifique el procedimiento, serán presentados el martes en una conferencia de prensa en el Vaticano.
Una anulación, llamada formalmente "decreto de nulidad", es un dictamen de que un matrimonio no es válido según la ley eclesiástica debido a la ausencia de ciertos prerrequisitos, como propia voluntad, madurez psicológica y apertura a tener niños.
La Iglesia, con 1.200 millones de fieles, no reconoce el divorcio. Considera a los católicos que se divorcian y se vuelven a casar en ceremonias civiles como aún casados con su primera pareja y viviendo en pecado. Esto les impide recibir sacramentos como la comunión.
Muchas parejas y sacerdotes se han quejado de que los actuales procedimientos son anticuados y demasiado complicados y hasta desaniman a aquellos con fundamentos legítimos para una anulación de siquiera solicitarla.
La situación de católicos divorciados y vueltos a casar que quieren participar en la Iglesia es un tema de mucho debate, en particular en países como Estados Unidos y Alemania, y se discutirá en un sínodo de obispos el próximo mes en el Vaticano.
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