CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa ha inaugurado el Sínodo sobre la Familia con una advertencia
sobre los riesgos de "la codicia del dinero y el poder" y "los malos
pastores" -gobernantes y otras autoridades- que cargan sobre las
personas responsabilidades que ni ellos mismos asumen.
Con estas palabras se expresó el pontífice durante su homilía, que
centró la solemne misa inaugural del Sínodo celebrada en la basílica de
San Pedro y a la que acudieron sus más de 250 obispos participantes de
todo el mundo. Ante esta "intensa" asamblea que se desarrollará durante
las próximas dos semanas a puerta cerrada, Francisco instó a sus obispos
a "cooperar" en el cuidado de la familia y cultivar la sociedad con
"libertad, creatividad y laboriosidad".
La familia es, para el
argentino, la piedra angular de la sociedad, "parte integral de su
designio del amor (de Dios) por la Humanidad", y por ello es preciso
"cuidarla".
Con tono severo, Bergoglio advirtió durante su alocución de una serie
de peligros que pueden afectar a la familia y que a menudo están
encarnados por los propios "pastores" a quienes Dios "encomendó que
labraran" y cuidaran de su pueblo. Ante los prelados, Francisco alertó
nuevamente de los riesgos de "la codicia del dinero y del poder" y del
efecto que causan sobre los "malos pastores" que cargan sobre los
hombros de las personas "fardos insoportables" que ellos mismos "ni
siquiera tocan con un dedo".
También alertó de quienes tienen la tentación de "apoderarse" de la
sociedad a causa de una codicia que "nunca falta en nosotros, seres
humanos".
"El sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de
algunos servidores suyos. Podemos frustrar el sueño de Dios si no nos
dejamos guiar por el Espíritu Santo", catequizó. Asimismo, explicó que
las asambleas sinodales como la que dio inicio hoy "no sirven para
discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más
inteligente... Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor,
para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo".
Ayer, con motivo de una vigilia de oración ante la asamblea, el papa
recomendó a los prelados escuchar "el grito del pueblo" y prestar
atención a "los latidos de este tiempo" con el fin de abordar con
"credibilidad" la temática de la familia. "Para encontrar lo que el
Señor pide a su Iglesia, debemos escuchar los latidos de este tiempo y
percibir el olor de los hombres de hoy, hasta quedar impregnados de sus
alegrías y de sus esperanzas, sus tristezas y sus angustias. En ese
momento sabremos proponer con credibilidad la buena noticia de la
familia", dijo.
La Santa Sede, como epicentro del Catolicismo, ha pedido que no se
monopolice el Sínodo con temas estrictamente occidentales, como puedan
ser la secularización, el divorcio o el auge legislador del matrimonio
homosexual. Y es que de los 253 participantes, que debatirán en el
Vaticano a puerta cerrada, más del 60% provienen de Asia, América
Latina, África y Oceanía, regiones con unas exigencias pastorales
diversas a las que afronta la sociedad occidental. No obstante, el
matrimonio y la adopción para las personas homosexuales o el divorcio
estarán presentes durante los debates, ya que el Vaticano preguntó por
estos temas en un cuestionario enviado a las Conferencias Episcopales el
pasado año para compilar el documento preparatorio.
Ese dossier de 70 páginas, que recibe el nombre de "Instrumentum
Laboris" (documento de preparación), destaca otros "desafíos" que
también serán abordados como "la debilidad de la figura paterna", "la
violencia" familiar sobre las mujeres y niños, la ludopatía, el
alcoholismo o incluso "los ritmos de trabajo intensos" que impiden
dedicar atención a los hijos.
Este Sínodo comporta otra particularidad:
entre los 38 auditores -que carecen de derecho a voto- habrá 14
matrimonios, algunos de ellos conformados por personas de diferente
credo y que abrirán cada sesión narrando sus experiencias conjuntas.
Otra de las novedades reside en que no habrá un elenco final de las
proposiciones a este respecto de los padres sinodales, una lista
presentada tradicionalmente al pontífice para que este redactara el
documento final del Sínodo.
En su lugar se votará un documento común que servirá de guía para el
próximo Sínodo ordinario del mismo tema, que se celebrará en octubre de
2015, y tras el cual verán la luz las conclusiones del papa, recogidas
en su exhortación postsinodal.
Esta asamblea extraordinaria tocará a su fin el domingo 19 de octubre
con la beatificación del papa Pablo VI, quien, además de concluir el
decisivo Concilio Vaticano II, instituyó el Sínono de Obispos.
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