CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa ha arremetido contra la corrupción, el tráfico de personas,
la explotación infantil y los traficantes de armas, durante la audiencia
general celebrada este miércoles, tras haber suspendido dos días
consecutivos su agenda por una "leve indisposición" a la que el Vaticano
ha restado importancia.
En una audiencia con tono muy reivindicativo, el Pontífice ha
recordado que este jueves, 12 de junio, se celebra la Jornada Mundial
contra la Explotación infantil y ha señalado que decenas de millones de
niños en el mundo están obligados a trabajar en "condiciones
degradantes, expuesto a formas de esclavitud y de explotación".
"¿Oís
bien?, decenas de millones de niños", ha repetido. Así ha denunciado los
"abusos, maltratos y discriminaciones" que sufren los menores y ha
pedido que la comunidad internacional "pueda extender la protección
social de los menores para erradicar esta plaga".
"Pienso en la gente con responsabilidad que deja corromperse, a los
que explotan a personas con trabajos esclavos, esa gente no teme a
Dios", ha indicado. También ha pedido a los presentes "renovar su
empeño", en particular "a las familias" para garantizar "a cada niño la
protección de su dignidad".
"La niñez serena permite a los niños mirar
con confianza a la vida y al futuro" ha expresado con convicción.
Ante las miles de personas reunidas en una soleada Plaza de San
Pedro, el Santo Padre también ha denunciado que "los fabricantes de
armas son mercaderes de muerte".
"Pienso a los fabricantes de armas;
¿cuántos de ustedes fabrican armas?", ha preguntado el Pontífice.
Por otro lado, el Papa ha reflexionado en su catequesis sobre el don
del temor a Dios y ha dicho que es algo diferente a "tenerle miedo". En
esta línea ha explicado que el temor a Dios "abre el corazón" para que
se siga a Jesús y para que "la bondad y la misericordia de Dios" llegue a
todos. De esta manera ha explicado que el "temor a Dios" pone "en
alerta" ante "el dinero, el orgullo o la vanidad" y hace entender que
esa no es la felicidad. "Nadie puede llevar al otro lado dinero,
vanidad, orgullo, poder", ha sentenciado.
Así, ha pedido que no se pongan esperanzas "en el orgullo, la vanidad
o el poder" y ha detallado que el temor a Dios no hace ser "cristianos
tímidos, con actitud resignada y pasiva" sino cristianos con "valentía,
conquistados por su amor de Padre", además de repetir "cristianos
convencidos y entusiastas, no sometidos por miedo". Además, ha comentado
que el Espíritu Santo infunde "consuelo y paz" y hace sentir como
"niños en brazos de su papá".
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