sábado, 22 de febrero de 2014

Benedicto XVI asiste junto a Francisco a la ceremonia para el nombramiento de 19 cardenales


CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco ha abrazado hoy al Papa emérito Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro, en una ceremonia pública para el nombramiento de 19 cardenales en la que, por primera vez en la Historia, se encuentran dos Pontífices.

Joseph Ratzinger, vestido con un abrigo blanco sobre sotana del mismo color y con el solideo blanco, se ha situado en la primera fila, al lado de los puestos de los miembros del Colegio cardenalicio. El Papa emérito ha sido saludado "con afecto y veneración" por el nuevo cardenal y Secretario de Estado, Pietro Parolin. En el discurso inicial, Parolin le ha dicho: "encantados de su presencia ente nosotros", unas palabras que han provocado un largo aplauso entre los presentes en la Basílica vaticana.
El próximo día 28 de febrero se cumple un año de la renuncia de Benedicto XVI al pontificado y desde entonces vive en el convento Matter Eclesiae junto a su fiel secretario y discípulo, el arzobispo Georg Ganswein, y las cuatro laicas consagradas de la comunidad 'Memores Domini' que se ocupan de su aposento, de su correspondencia y de recibir sus escasas y discretas visitas.
El Papa emérito, que lleva "una vida oculta al mundo", se ha encontrado cuatro veces con Francisco "oficialmente", por lo que su presencia hoy en la Basílica de San Pedro ha resultado la gran sorpresa de la ceremonia del nombramiento de cardenales.
El papa Francisco proclamó luego, durante una ceremonia solemne en la basílica de San Pedro, a los 19 primeros cardenales de su pontificado.
"La Iglesia necesita de nosotros para que seamos hombres de paz y construyamos la paz", clamó el Papa ante los nuevos purpurados, a los que pidió que tengan "valor" y "compasión" ante "el dolor y sufrimiento en tantos países del mundo".
Francisco llegó a las 11.00 hora local (10.00 horas GMT) a la inmensa basílica para la "creación" (término religioso) de los primeros cardenales de su pontificado, inaugurado en marzo de 2013.
A la ceremonia, que duró unas dos horas, entre las más solemnes para la Iglesia, asistía el pontífice emérito Benedicto XVI, de 86 años, quien regresaba así a la basílica de San Pedro por primera vez para un acto público.
Vestido de blanco y algo encorvado, el primer papa que renuncia en siete siglos, resaltaba en primera fila junto a los demás purpurados, algunos de ellos designados por él, quienes asistían con sus tradicionales hábitos rojos.
Los dos pontífices, un hecho insólito en la historia reciente de la Iglesia, se saludaron con un caluroso abrazo, según las imágenes transmitidas por la televisión del Vaticano.
El rito se abrió con la tradicional fórmula en latín para la "creación de cardenales" por parte del Papa, quien vestía simples paramentos blancos con algunos adornos dorados.
De los 19 nuevos purpurados, 16 tienen derecho a elegir nuevo pontífice en caso de cónclave, entre ellos cinco latinoamericanos, cuatro italianos, dos europeos (un alemán y un británico), un norteamericano (Canadá), dos africanos (Costa de Marfil, Burkina Faso) y dos asiáticos (Corea del Sur y Filipinas).
Tres de los 19 nuevos "príncipes de la Iglesia" no son electores por tener más de 80 años, entre ellos el antillano Kelvin Edward Feliz, de Santa Lucía.
Uno de ellos, el anciano Loris Francesco Capovilla, de 98 años, secretario privado del papa Juan XXIII, figura emblemática de la renovación de la Iglesia a mediados del siglo XX, no asistió a la ceremonia por razones de edad.
Conmovedora ceremonia
Los nuevos purpurados recibieron de manos del papa un anillo, símbolo de su nuevo compromiso universal con la Iglesia, y el birrete cardenalicio, rojo como la sangre de los mártires que dieron su vida por defender la fe.
Los nuevos purpurados vestían sus solemnes trajes rojos litúrgicos y aparecían conmovidos, en particular los latinoamericanos, la tierra de la que es oriundo Francisco y donde vive la mitad de los católicos del mundo, pero que es una región con muy baja representación en la jerarquía de la Iglesia.
Notable fue la presencia de las delegaciones de América Latina, lideradas por los presidentes de Brasil, Dilma Rousseff, y de Haití, Michel Martelly, así como por familiares, religiosos y curas de toda la región.
"Con humildad y fraterna solicitud, deseo colaborar con el papa Francisco a fin de que la experiencia de la Iglesia en América Latina contribuya a rejuvenecer el rostro y la misión de la Iglesia", declaró el cardenal chileno, Ricardo Ezzati, poco antes de su proclamación.
Especialmente emotiva fue la imposición del birrete a su sucesor en Buenos Aires, Mario Poli, y cuando descendió para entregar el anillo al cardenal antillano, que estaba en silla de ruedas.
Con esas designaciones, el Papa argentino modifica sin llegar a revolucionar los equilibrios internos del Colegio Cardenalicio, el órgano más importante de la Iglesia, al convertirlo en menos eurocentrista.
Si bien los europeos siguen siendo la mayoría en el Colegio Cardenalicio, con 61 electores, América Latina cuenta ahora con 19 (entre ellos cinco de Brasil, dos de México y de Argentina) y América del Norte con 15.
Africa y Asia contarán cada una con 13 purpurados con derecho a voto y Oceanía con uno solo. Con las nuevas creaciones, el número de miembros del Sagrado Colegio se eleva a 218, de los cuales 122 son "electores" en caso de elección del Papa.
El domingo, Francisco concelebrará la misa en la basílica de San Pedro con los nuevos cardenales, a quienes se les asigna también una iglesia en Roma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario