CIUDAD DEL VATICANO.- Está en venta ya en la red un interesante e importante
libro sobre el magisterio de Papa Francisco, publicado per Libreria
Editora del Vaticano, que ha sido organizado y elaborado por la CAL,
Pontifica Comisión para América Latina guiada hasta hace algunos meses
por el académico dell'Uruguay prof. Guzmán Carriquirry.
Dos
son los principales elementos relevantes del volumen: el tema de los
diversos artículos, es decir los Movimientos Populares en diversos
continentes y países y la Presentación del libro escrita y firmada por
el Santo Padre Francisco.
Para este volumen han dado una especial y valiosa
contribución diversas personas - estudiosos, expertos, periodistas,
eclesiásticos - coordinados por G. Carriquirry. Los textos son de Gianni
La Bella, padre Michael Czerny, cardenal Peter Turkson, el sociólogo
italiano Thomas Leoncini y el mexicano Rodrigo Gerra.
Otros
artículos han sido firmados por Juan Grabois, fundador del Encuentro
Mundial de Movimientos Populares, el obispo auxiliar de Buenos Aires,
mons. Gustavo Carrara; la Responsable de la edición semanal en español
de L'Osservatore Romano Silvina Pérez y los argentinos Hernán Reyes
Alcaide y Alberto Molina.
Presentación del Papa Francisco
Estoy
particularmente gozoso de dar la salida a este volumen, fruto de la
reflexión a más voces, de un grupo de estudiosos de distintas
extracciones y competencias, que han hecho una relectura de la
experiencia de los llamados "Movimientos Populares", reconstruyendo la
génesis, los eventos, el desarrollo y el significado que este ciclo de
encuentros ha tenido. Un evento de verdad inédito en la historia
reciente de la Iglesia, sobre el cual es útil volver.
Este
archipiélago de grupos, asociaciones, movimientos, trabajadores
precarios, familias sin techo, campesinos sin tierra, ambulantes,
limpia-vidrios de los semáforos, artesanos de la calle, representantes
de un mundo de pobres, de excluidos, de los no considerados, de
irrelevantes, que tienen olor "a barrio, a pueblo, a lucha" representan,
en el panorama de nuestro mundo contemporáneo, una semilla, un renuevo
que como el grano de mostaza dará mucho fruto: la palanca de una gran
transformación social.
El futuro de la humanidad "no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites.Está fundamentalmente en manos de los pueblos, en su capacidad de organizarse y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio" [1].
Este pueblo de pequeños que
he definido como "poetas sociales", hombres de la periferia, de una vez
al centro, como es bien narrado en el volumen, con su propio bagaje de
luchas desiguales y de sueños de resistencia, han venido a poner en la
presencia de Dios, de la Iglesia y de los pueblos, una realidad muchas
veces ignorada, que gracias al protagonismo y la tenacidad de su
testimonio, ha salido a la luz.
Los pobres no son solamente los destinatarios
preferidos de la acción de la Iglesia, los privilegiados de su misión,
sino que también son sujetos activos. Por eso tenía la intención de
expresar, a nombre de la Iglesia, a esta galaxia de hombres y
asociaciones, que anhela la felicidad del "vivir bien" y no de aquel
ideal egoísta de la "buona vida", mi genuina solidaridad. Decidiendo
acompañarlos en su caminar autónomo.
Esta
red de movimientos transnacionales, transculturales y de diversas
culturas religiosas representa una expresión histórica tangible, en el
modelo poliédrico [2] donde a la base se encuentra un diverso paradigma
social, el de la cultura del encuentro. Una cultura que tiene que ver
con el otro, el diverso a sí.
De la lectura de este volumen, que espero
que ayude a tantos a comprender en profundidad, a dar mayor luz y
significado al valor de estas experiencias, quiero brevemente subrayar
algunos aspectos que me parecen importantes, en la esperanza que las
palabras que les he dirigido a ellos hayan contribuido a solicitar en
las conciencias de quienes rigen los destinos de este mundo, un renovado
sentido de humanidad y de justicia, a mitigar las condiciones hostiles
en las que los pobres viven en el mundo.
Una gran alternativa social
Los
Movimientos Populares, y esto es lo primero que quiero subrayar, en mi
opinión representan una gran alternativa social, un grito profundo, un
signo de contradicción, una esperanza de que "todo puede cambiar". En su
deseo de no uniformarse en ese sentido único centrado sobre la tiranía
del dinero, mostrando con su vida, con su trabajo, con su testimonio,
con su sufrimiento que es posible resistir, actuando con coraje buenas
decisiones y a contracorriente.
Me gusta imaginar este archipiélago de "descartados" del sistema,
que está comprometiendo al planeta entero, como "centinelas" que — aún
en lo obscuro de la noche — escrutan con esperanza un futuro mejor.
El momento que estamos viviendo está caracterizado por un escenario inédito en la historia de la humanidad,
que he tratado de describir a través de una expresión sintética: "más
que como una época de cambios, como un cambio de época", que es
necesario comprender. Una de la manifestaciones más evidentes de esta
mutación es la crisis transnacional de la democracia liberal, fruto de
la transformación humana y antropológica, producto de la "globalización
de la indiferencia", a la que he aludido tantas veces, ha generado un
"nuevo idolo": el del miedo y la seguridad, de donde hoy uno de los
signos más tangibles es la familiaridad que tantos tienen con las armas y
la cultura del desprecio, característica de nuestra época, que un
notorio histórico de nuestro tiempo ha definido como: "la edad de la
rabia".
El miedo es hoy el medio de manipulación de las civilizaciones,
el agente creador de xenofobias y de racismo. Un terror sembrado en las
periferias del mundo, con saqueos, opresiones e injusticias, que explota
como hemos visto en nuestro pasado reciente también en los centros del
mundo occidental.
Una reserva de "pasión civil", de "interés gratuito por el otro", capaz
de regenerar un renovado sentido de participación, en la construcción de
nuevos agregados sociales que afronten la solicitud, mostrando una
conciencia más positiva del otro.
El antídoto al populismo y a la
política-espectáculo está en el protagonismo de los ciudadanos
organizados, en particular de aquellos que crean - como lo es en el caso
de tantas experiencias presentes en los Movimientos - en su
cotidianeidad, fragmentos de otros mundos posibles que luchan por
sobrevivir a la oscuridad de la exclusión, de donde "crecerán árboles
grandes, surgirán bosques tupidos de esperanza para oxigenar este
mundo". [3]
El crecimiento de las desigualdades, ahora globalizadas y transversales -
y no solamente, económicas, sino sociales, cognitivas, relacionales e
intergeneracionales -, es reconocido unánimemente como uno de los más
graves desafíos con los cuales la humanidad tendrá que medirse en las
próximas décadas. Fruto de una economía cada vez más separada de la
ética, que privilegia el lucro y estimula la competencia, provocando una
concentración de poder y de riqueza, que excluye y que pone a la puerta
como "al pobre Lázaro" a miles de millones de hombres y mujeres.
El "presente" para millones de personas es hoy una condena, una prisión,
marcada por la pobreza, por el despojo, por la falta de trabajo, pero
sobre todo por la ausencia de futuro. Un infierno al debemos ponerle
fin. En este sentido, los Movimientos Populares, - con su "resiliencia" -
representan una resistencia activa y popular a este sistema
indolátrico, que excluye y que degrada, y con su experiencia cuentan
cómo la rivalidad, la envidia y la opresión no son necesariamente
agentes de crecimiento, mostrando - por el contrario - que también la
concordia, la gratuidad y la igualdad pueden hacer crecer el producto
interno bruto.
Las tres T
El
derecho a las "tres T": tierra, techo, trabajo, derechos inalienables y
fundamentales, representan los prerequisitos indispensables de una
democracia no solo formal, sino real, en la cual todos los hombres,
independientemente de su ingreso o de su posición en la escala social,
son protagonistas activos y responsables, actores del propio destino.
Sin participación, como algunos ensayistas contenidos en este libro han
argumentado bien, la democracia se atrofia, llega a ser una formalidad
porque deja fuera al pueblo de la construcción de su propio destino.
Quiero empeñar una palabra sobre la tercera de estas t, que según la Doctrina social de la Iglesia es un derecho sagrado. En los últimos años el mundo del trabajo ha cambiado vertiginosamente.
Las recaídas antropológicas de estas transformaciones son profundas y
radicales, y sus efectos no son del todo claros. Estoy convencido desde
hace tiempo que en el mundo postindustrial no hay futuro para una
sociedad en la que solamente existe el "dar para tener" o el "dar por
deber". Se trata "de crear una nueva via de salida a la sofocante
alternativa entre las tesis neoliberales y las neoestatales.
Los
Movimientos Populares son, en este sentido, un testimonio concreto,
tangible, que muestra que es posible contrastar la cultura del descarte,
que considera a los hombres, mujeres, infantes y ancianos como
excedencias inútiles — y muchas veces dañinas — del proceso productivo, a
través de generar nuevas formas de trabajo, centradas en la solidaridad
y la dimensión comunitaria, en una economía artesanal y popular.
Por
todo esto he decidido unir mi voz y de sostener la causa de tantos que
realizan los oficios más humildes — las más de las veces, privados del
derecho de remuneración digna de la seguridad social y de una cobertura
de pensiones —.
En este estado de parálisis y desorientación la participación política de los Movimientos Populares puede vencer a la políitica de los falsos profetas,
que explotan el miedo y la desesperación y que predican un bienestar
egoísta y una seguridad ilusoria. Todo cuanto les he dicho a ellos, como
bien demuestra este volumen, está en plena sintonía con la Doctrina
social de la Iglesia y con el Magisterio de mis predecesores.
Espero, en
este sentido, que la publicación de este libro sea un modo para
continuar — aunque sea a la distancia — a reforzar estas experiencias,
que anticipan con sus sueños y con sus luchas, la urgencia de un nuevo
humanismo, que ponga fin al analfabetismo de compasión y al progresivo
eclipse de la cultura y de la noción de bien común.
Francisco.
____________________________
[1] Encuentro con los Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, 9 de julio de 2015.
[2] Evangelii Gaudium.
[3] Encuentro con los Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, 9 de Julio de 2015.
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