CIUDAD DEL VATICANO.- El terremoto provocado por el
Brexit debe conducir a una "refundación" de Europa, afirma monseñor Paul
Richard Gallagher, arzobispo británico y jefe de la diplomacia
vaticana, que también habla de la
relación con la ONU y África.
P:¿Cómo quieren acompañar la Santa Sede y el papa el sismo que implica el Brexit?
R:
Evidentemente, la Santa Sede respeta completamente las decisiones del
pueblo de Reino Unido. También es cierto que la Santa Sede ha alentado
el proyecto europeo desde los primeros días de su creación.
Esperamos
que los objetivos del conjunto del proyecto europeo puedan ser
protegidos, preservados y incluso reforzados. El papa cree que es
necesaria una refundación de Europa, así como una reafirmación de sus
valores y objetivos tradicionales. Se trata de una invitación a que los
dirigentes europeos se escuchen con más atención para que las
preocupaciones de sus pueblos se reflejen en las decisiones a nivel
europeo.
P: ¿Cómo se entiende la diplomacia vaticana con la ONU,
cuando el papa la acusa de avalar las "colonizaciones ideológicas" de
los países ricos sobre los pobres, desde la contracepción a los derechos
de los homosexuales?
R: El papa desea una diplomacia que sitúe a
la persona en el centro, una diplomacia auténticamente evangélica. Desea
que la Iglesia no solo se interese por lo que se hace a nivel
gubernamental, sino también en el seno de los países, entre la gente.
Respecto
a la ONU, hay aún temas en los que la Santa Sede está en desacuerdo,
pero también existe una determinación por parte de la Santa Sede por
subrayar lo positivo y alentarlo, más que concentrarse excesivamente en
las cuestiones en la que tiene el deber de mostrar reservas.
Occidente
exporta sus recetas como si siempre fueran las buenas. Y solo cuando se
tiene un profundo respeto por las culturas y creencias se puede
mantener una relación sana. Imponer las cosas puede dar resultados muy
negativos.
Ante la inmigración conviene alentar a las comunidades,
las conferencias episcopales y los gobiernos locales a que den una
respuesta generosa e integralmente humana.
P: La Iglesia tiene una
gran influencia en África, pero, ¿es lo suficientemente enérgica frente
a la manipulación de elecciones, la corrupción y las tensiones
tribales?
R: La diplomacia de la Santa Sede trata de animar a
los gobiernos en África a ser buenos gobiernos. Ahí donde hay
corrupción, con frecuencia también está el efecto de la acción de
quienes corrompen desde el exterior.
Uno de los desafíos de África
es la fidelidad a las constituciones de los países. Muy a menudo los
conflictos estallan porque los dirigentes no parecen querer seguir esos
principios reconocidos.
Si la Iglesia es exigente respecto a los
dirigentes políticos, también debe dar ejemplo. En el seno de la Iglesia
debemos ser muy claros y netos sobre nuestra identidad. Somos miembros
de la Iglesia independientemente de nuestra raza y nuestra tribu.
Por
otro lado, observamos también un fenómeno de tribalismo en la mayoría
de países occidentales. Simplemente, es más sutil. Tednemos a clasificar
a las personas en pequeñas cajas. Tenemos que luchar contra toda
identidad tribal, también en el seno de la Iglesia.
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