CIUDAD DEL VATICANO.- El pontificado de Francisco cumple este domingo tres años con
numerosas reformas destinadas a dar una nueva imagen a la Iglesia pero
aún quedan asuntos por resolver y tareas pendientes como la lucha contra la pederastia y la reforma de la Curia.
Hace
unos días el cardenal George Pell, elegido por Francisco para ser el
ministro de las Finanzas vaticanas, testificaba ante la comisión que se ocupa de los abusos sexuales por parte de curas en Australia y admitía que se encubrieron casos cuando era arzobispo de Melburne.
Desde
varios sectores ha llegado la petición para que dimita o sea revocado
de su cargo, pero Pell asegura que el papa le ha mostrado su apoyo y
sigue siendo el Prefecto de la Secretaria de Economía del Vaticano.
La
pasada semana también estalló el caso de las sospechas por parte de la
justicia francesa de que el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de
Lyon, encubrió al sacerdote Bernard Preynat, de 71 años, inculpado el
pasado 27 de enero tras haber reconocido los abusos sobre tres ex boys scout, cometidos entre los años 1986 y 1991.
La
plaga de los abusos a menores por parte de religiosos y las denuncias
no dejan de llegar al Vaticano y en la Congregación para la Doctrina de
la Fe, el ex Santo Oficio, se examinan cerca 600 casos al año.
Para agilizar las causas, el pasado 10 de junio Francisco había aprobado un nuevo procedimiento para juzgar a los obispos que cometan delitos de abuso de poder,
como las responsabilidades en los casos de pederastia, y que fuera
competencia de una nueva sección de la Congregación para la Doctrina de
la Fe. Pero por el momento no se han dado más comunicaciones sobre ello.
La
víctima por parte de abusos de curas Peter Saunders abandonó hace unas
semanas la comisión de Protección de Menores creada por el papa al
alegar que se estaba haciendo poco y que con dos reuniones al año era
imposible actuar.
Por otra parte, Francisco y la conocida como C9,
la comisión de cardenales creada el 13 de abril de 2013, continúan
trabajando para elaborar una nueva Constitución que reforme el
funcionamiento de la Curia y se ha reunido en trece ocasiones en todo
este tiempo.
Algunos de los cardenales miembros habían incluso
dado fechas -inicios de 2016- para tener un nuevo documento que
agilizase y simplificase la estructura del Gobierno de la Iglesia
católica, pero las cosas parecen ir despacio.
Argumentan que no puede haber atajos para una reforma tan importante, pero por ahora se ha creado un ministerio de Economía y otro de Comunicación,
mientras que aún se desconoce cómo serán los dos nuevos dicasterios que
ya fueron anunciados, uno sobre caridad, justicia y paz y otro sobre
laicos, familia y vida.
En los próximos días Francisco también
tendrá que presentar una solución a cómo la Iglesia afronta los desafíos
que le plantean las nuevas situaciones familiares.
Tras dos años de discusiones y dos sínodos
de los obispos sobre el tema está previsto que en breve llegue la
exhortación postsinodal, el documento papal en el que Francisco
responderá tras las indicaciones de los obispos a temas como el acceso a
los sacramentos de los divorciados vueltos a casar.
Hace justo un
año, el estadounidense Robert Maloney, exsuperior general de la
Congregación de la Misión, publicaba en la revista "America Magazine"
una carta abierta al papa con una serie de "tareas pendientes".
"Coloque
a las mujeres en puestos de auténtica autoridad en la Iglesia", le
pedía Maloney, pero por el momento esto no se ha producido.
Y seguía pidiendo: "Continúe la reforma del Colegio Cardenalicio", donde el 45 % de los electores aún son de Europa.
Otras peticiones eran cambiar el método de organización de los sínodos,
fortalecer el poder de las Conferencias Episcopales, hacer de la unidad
de los cristianos una prioridad absoluta y seguir trabajando para que
la iglesia sea, cada vez más, la defensora de los pobres.
Sobre
estas últimas, Francisco sí que parece haber cumplido los deseos del
sacerdote estadounidense con el cambio, criticado por algunos sectores
de la Iglesia, de la metodología del Sínodo y el reciente acercamiento a
los ortodoxos rusos.
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