CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco defendió hoy que la Iglesia "no puede
pretender brillar con luz propia" y recordó que difundir el Evangelio
"no es una opción más entre otras posibles" ni tampoco "una profesión",
sino "su propia naturaleza".
"La Iglesia no puede pretender
brillar con luz propia (...) Cristo es la luz verdadera que brilla",
afirmó el pontífice durante la misa por la Solemnidad de la Epifanía del Señor, celebrada en la basílica de San Pedro.
Y
añadió: "Necesitamos de esta luz que viene de lo alto para responder
con coherencia a la vocación que hemos recibido. Anunciar el Evangelio
de Cristo no es una opción más entre otras posibles, ni tampoco una
profesión".
Francisco explicó que para la Iglesia, ser misionera y predicar el Evangelio
"no significa hacer proselitismo", sino que consiste en "manifestar su
propia naturaleza", es decir, "dejarse iluminar por Dios y reflejar su
luz".
"No hay otro camino. La misión es su vocación. Muchas
personas esperan de nosotros este compromiso misionero, porque necesitan
a Cristo, necesitan conocer el rostro del Padre", aseguró.
Durante su homilía habló de los Reyes Magos quienes, a su juicio, "representan a los hombres de cualquier parte del mundo que son acogidos en la casa de Dios".
"Delante de Jesús ya no hay distinción de raza, lengua y cultura: en ese Niño, toda la humanidad encuentra su unidad. Y la Iglesia tiene la tarea de que se reconozca y venga a la luz con más claridad el deseo de Dios que anida en cada uno", catequizó.
Francisco
aseguró que aún en la actualidad "muchas personas viven con el 'corazón
inquieto'" en cuanto a sus creencias o su fe, "haciéndose preguntas que
no encuentran respuestas seguras".
"¡Cuántas estrellas hay en el
cielo! Y, sin embargo, los Magos han seguido una distinta, nueva, mucho
más brillante para ellos (...) También ellos están en busca de la
estrella que muestre el camino hacia Belén", dijo.
Francisco urgió, "sobre todo en un momento como el actual", a "escrutar los signos que Dios nos ofrece, sabiendo que debemos esforzarnos para descifrarlos y comprender así su voluntad".
"Estamos
llamados a ir a Belén para encontrar al Niño y a su Madre. Sigamos la
luz que Dios nos da. La luz que proviene del rostro de Cristo, lleno de
misericordia y fidelidad", animó.
Y añadió: "Una vez que estemos
ante él, adorémoslo con todo el corazón, y ofrezcámosle nuestros dones:
nuestra libertad, nuestra inteligencia, nuestro amor. Reconozcamos que
la verdadera sabiduría se esconde en el rostro de este Niño".
El papa concluyó su homilía apuntando que "en la sencillez de Belén es donde encuentra su síntesis la vida de la Iglesia".
"Aquí está la fuente de esa luz que atrae a sí a todas las personas y guía a los pueblos por el camino de la paz", zanjó.
Este miércoles la vía de la Conciliación, que une Roma con el Vaticano,
será el escenario de la tradicional cabalgata del día de Reyes y los
tres magos de Oriente entregarán al papa sus "dones simbólicos de la
Epifanía" tras el rezo del Ángelus, al mediodía.
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