CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco ha pedido obispos “humildes”, que no sean “príncipes” ni “hombres de negocios”, durante su homilía de este lunes 12 de noviembre en la Casa Santa Marta.
Al comentar la Carta de San Pablo Apóstol a Tito, el Papa ha diseñado
con detalle un boceto de la figura del obispo; una definición de los
criterios para poner “orden” en la Iglesia pues según ha precisado, la
Iglesia no nació “completamente ordenada”.
Por ello, ha subrayado, Pablo deja a Tito en Creta para poner orden, recordándole que “lo primero es la fe”. Al mismo tiempo, da los criterios y las instrucciones sobre la figura del obispo “como administrador de Dios”.
“La definición que da del obispo es ‘administrador de Dios’, no de
bienes, de poder, no: de Dios. Siempre tiene que corregirse a sí mismo y
preguntarse: ‘¿Yo soy un administrador de Dios o soy un hombre de
negocios?'”, ha enfatizado.
Además, ha insistido en que un obispo no debe ser “arrogante, ni soberbio, ni enojado ni adicto al vino -común en la época de Pablo-
ni tampoco un hombre de negocios apegado al dinero”. Sería “una
calamidad para la Iglesia un obispo como ese”, ha dicho Francisco.
Por el contrario, el Papa ha indicado que un prelado debe ser capaz de “dar hospitalidad”, debe ser “amante del bien”, “sensible, justo, santo, amo de sí mismo, fiel a la Palabra digna de fe que le ha sido enseñada”.
“Así es el obispo. Este es el perfil del obispo. Y cuando se
investiga para la elección de los obispos, ¿sería bueno hacer estas
preguntas al principio? Para saber si se puede ir adelante con otras
investigaciones. Pero sobre todo, vemos que el obispo debe ser humilde, manso, siervo, no príncipe“, ha señalado.
Para el Pontífice, en la Iglesia “no se puede poner orden sin esta
actitud de los obispos”. “Lo que cuenta ante Dios no es ser simpáticos,
predicar bien, sino la humildad y el servicio”, ha zanjado.
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