CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa ha instado ante miles de diáconos reunidos en la plaza de San
Pedro con ocasión del Jubileo dedicado a ellos -un evento enmarcado en
el Año Santo de la Misericordia- a que estén siempre disponibles en la
vida y ha pedido que no haya horarios en las parroquias y que
permanezcan siempre abiertas.
Durante la misa que ha celebrado esta mañana en la Basílica de San
Pedro, el Papa ha reflexionado sobre el papel de este ministerio de los
diáconos y ha manifestado que "el que sirve no es esclavo de la agenda
que establece, sino que, dócil de corazón, está disponible a lo no
programado".
Por ello, ha pedido a los diáconos que sean "solícitos" y "abiertos a
lo imprevisto" que -según ha dicho- "nunca falta y a menudo es la
sorpresa cotidiana de Dios".
"El siervo sabe abrir las puertas de su tiempo y de sus espacios a
los que están cerca y también a los que llaman fuera de horario, a costo
de interrumpir algo que le gusta o el descanso que se merece", ha
explicado.
En su homilía, el Papa ha asegurado que "el siervo aprende cada día a
renunciar a disponer todo para sí y a disponer de sí como quiere".
"Si
se ejercita cada mañana en dar la vida, en pensar que todos sus días no
serán suyos, sino que serán para vivirlos como una entrega de sí", ha
añadido.
Así, ha subrayado que "quien sirve no es un guardián celoso de su
propio tiempo, sino más bien renuncia a ser el dueño de la propia
jornada". "Sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un
don recibido de Dios para a su vez ofrecerlo: sólo así dará
verdaderamente fruto", ha precisado.
Además, ha determinado que para "ser capaces del servicio" se
necesita la "salud del corazón" que esté "restaurado por Dios, que se
sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro". Y ha agregado: "Dios, que
es amor, llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente,
comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros
errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores".
De esta manera, el Papa ha exhortado a los cristianos a que cultiven
la "mansedumbre" y la "humildad".
"En la comunidad eclesial no es más
grande quien manda, sino el que sirve", ha reiterado finalmente.
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