MADRID.- La presentación de la candidatura de los
Franciscanos en Tierra Santa, pertenecientes a la Orden Franciscana
fundada por San Francisco de Asís, al Premio 'Princesa de Asturias' 2015, viene motivada por la necesidad de
otorgar un justo reconocimiento a su presencia y labor durante ocho
siglos en aquellas tierras de Oriente Medio. Los Franciscanos han
permanecido allí desde el siglo XIII hasta la actualidad, para custodiar
los Santos Lugares, ayudar a los más necesitados, y actuar como
portavoces de reconciliación y de paz en zonas de permanente conflicto.
La historia de los Franciscanos en
Tierra Santa impresiona e impacta. Allí han permanecido superando
guerras, sufriendo persecuciones y martirios, solventando divergencias
culturales, para ayudar a los más necesitados, sin distinción de
ideologíaso religión. Llegaron para recuperar los Santos Lugares de la
cristiandady se quedaron para servir y atender a los pueblos asolados
por las guerras con el saludo de la Paz y el Bien. Ese era el saludo de
su fundador San Francisco de Asís quien, recién terminadas las Cruzadas,
llevó en persona este mensaje hasta el Sultán de Egipto,
Melek-el-Kamel. Afirman las crónicas de aquel tiempo que lo hizo con tal
fe y convicción, que se estableció entre ellos una corriente de
simpatía, lo que llevó al Sultán a dar la orden de que “Los frailes de
la cuerda pudieran estar en sus territorios”. Esta presencia
continuaría a lo largo de la historia, incluso en épocas de
enfrentamientos entre cristianos y el Islam.
En 1342 el Papa Clemente VI les designó
como representantes de la Iglesia Católica. Todos los Papas han venido
manifestando su estímulo y agradecimiento a esta Familia Franciscana,
constituida hoy por 334 frailes de 32 nacionalidades.
Pablo VI, el primer papa que pudo
visitar Tierra Santa, hizo esta afirmación: “Siento gran admiración por
los Franciscanos, quienes a lo largo de siete siglos han desarrollado
con tanta abnegación y precioso y fecundo servicio de un fiel apostolado
en la tierra elegida por Jesús, con admirable irradiación de fe viva,
ardiente caridad y celo apostólico”.
España, ya desde los Reyes Católicos, ha admirado la gran tarea
desarrollada por los frailes en aquellos lugares, que les ha ayudado en
múltiples ocasiones. Como agradecimiento a esa ayuda y a la gran
presencia de misioneros españoles desde hace siglos, se concede al Rey de España el honor de llamarse Rey de Jerusalén.
La presencia de los
Franciscanos en Tierra Santa ha sabido imponer la concordia a la
discordia, así como crear puentes de encuentro y diálogo entre
diferentes culturas y credos. Parece casi imposible que durante cuatro
siglos de los ocho de su presencia allí, fueran los únicos católicos,
pero esa es su historia y sólo puede explicarse porque los Franciscanos
crearon estructuras organizativas para la comunidad.
A ellos se debe la puesta en marcha de obras sociales para mantener
el cristianismo en la Tierra de Jesús. Estas obras se pueden resumir en
cuatro:- Conseguir trabajo para los cristianos
- Distribuir medicinas y alimentos a la población local, no sólo la cristiana sino también la musulmana
- Crear escuelas, orfanatos, y asilos
- Edificar viviendas y proporcionar alquileres para que las familias más pobres vivan en condiciones dignas.
La importancia y el valor político
de la vivienda en Tierra Santa, tan disputada por todos, tiene la
identidad y connotación de “tierra prometida”. Quien posee la tierra o
la casa, sólo tiene el poder y el estatus político y religioso. Para la
Custodia de Tierra Santa la construcción, compra o alquiler de un
terreno o de una casa es una obra social a la que se otorga la máxima
trascendencia para subsistir la iglesia local. Solo en Jerusalén, a
beneficio de los cristianos que no pagan nada, los Franciscanos alojan a
440 familias en sus respectivas viviendas, lo que equivale a unas 2.225
personas. También se hallan en construcción más de 46 apartamentos.
Este compromiso con la sociedad se complementa con otras obras
sociales en Betania, Betfagé, Belén y Hebrón, entre otros lugares, donde
se han establecido 16 escuelas, para más de 10.000 alumnos y se han
creado 800 puestos de trabajo. Así mismo, existen cinco casas de hospedaje,
tres residencias de la tercera edad y dos casas de acogida para niños y
huérfanos, además de bolsas y becas de estudio de escolares y
universitarios. Todo ello ha facilitado el encuentro entre palestinos,
hebreos, musulmanes y cristianos de todas las confesiones.
Finalmente, cabe destacar la labor de
los Franciscanos que promueven la tolerancia, la conciliación y el
diálogo entre las diversas culturas y religiones, favoreciendo la paz y
el enriquecimiento cultural mutuo, siendo la Custodia de Tierra Santa un
puente de unión y conexión entre religiones. Impulsan la concordia y el
abrazo fraterno entre palestinos e israelitas, y apelan, desde hace
milenios, a la armonía y unidad entre diferentes comunidades.
Su trascendencia internacional viene
determinada por la contribución y el fomento de la paz, la solidaridad,
la conciliación, y la protección del patrimonio de los lugares bíblicos.
Como decía el Papa Francisco en Tierra Santa: “La paz ni se compra ni
se vende, se construye y se reza”.
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